bajo la dirección de otros maestros. Tal cadena de enseñanza está establecida por el apóstol Pablo para la Iglesia (2 Ti. 2:2). Como quiera que el maestro es un don, y no todos los creyentes tienen los mismos dones, la enseñanza congregacional debe estar reservada para los maestros, debidamente formados y preparados en la Palabra. Los creyentes pueden contribuir a la edificación del cuerpo en el ministerio de la Palabra, ejerciendo las labores proféticas de edificación, exhortación y consolación
Page 312